Un hecho histórico que caracteriza a esta localidad
La Batalla de Quebracho Herrado, se libró el 28 de noviembre de 1840, donde el ejercito federal argentino, a cargo del Brigadier Manuel Oribe, vencieron al ejército unitario, el cual se encontraba al mando de Juan Galo de Lavalle.
Para comprender esta batalla, debemos situarnos en la década de 1820, donde el enfrentamiento entre unitarios y federales, se debía a sus distintos estilos de pensar la organización de las Provincias Unidas.
Hacia la década siguiente - 1830 – se consolidaba la identificación del Litoral, compuesto por las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y posteriormente Corrientes, a favor de la causa federal, y al denominado Interior, integrado por Córdoba, San Luis, San Juan, Mendoza, Catamarca, Santiago del Estero, La Rioja, Tucumán, Salta y Jujuy, identificado con el unitarismo.
Estas son las condiciones dadas cuando en 1838 Francia decide bloquear el puerto de Buenos Aires tras el desencuentro con el representante de relaciones exteriores de nuestro territorio: Juan Manuel de Rosas.
Tanto franceses como unitarios ven en la figura de Rosas un enemigo común, por lo cual convienen unirse para enfrentarlo. El plan unitario consistía en atacar desde dos frentes a Buenos Aires: uno sobre la misma ciudad, a cargo de Massa, y otra al mando de Juan Galo de Lavalle sobre la campaña bonaerense, a lo que se sumarían revueltas en el interior de las demás provincias, todo esto con el apoyo armamentístico y de transporte francés.
No obstante, las circunstancias varían sobre la marcha, y también el devenir de lo planeado. Lavalle decide volver a Entre Ríos al considerar que esta estaba desprotegida por la ausencia del general Echagüe, lo cual no es conocido por quienes realizan el levantamiento en Buenos Aires, quienes luego de algunos enfrentamientos son vencidos.
Es entonces cuando Lavalle decide volver tras sus propios pasos y atacar el territorio bonaerense, suelo en el que no encuentra el apoyo esperado, por lo cual decide nuevamente replegarse, ahora hacia Santa Fe, ciudad que domina por un corto tiempo.
A lo anterior, las aspiraciones unitarias ven sumarse un nuevo revés: Francia y Rosas firman la paz, perdiendo todo el apoyo de la nación europea. Ante esta situación el general unitario decide marchar hacía Córdoba, en donde se encontraría con las fuerzas del general Araos de Lamadrid, para reforzar la Coalición del Norte.
Tras sus pasos, los unitarios evidencian la presencia de la vanguardia federal, a la cual harán frente en ciertas escaramuzas en su retirada, con la intención de encontrar a las tropas de Lamadrid en Romero (hoy Angélica) en la provincia de Santa Fe.
Nuevamente, el desencuentro marca el destino de los unitarios, quienes en Romero no logran encontrarse por demorarse más de lo estipulado las filas de Lavalle. Ante dicha situación, este decide seguir rumbo hacia el oeste, en la laguna de Quebracho Herrado, para saciar tanto a sus tropas como a sus animales, a esta altura ya exhaustos.
Pero a corta distancia de dicha laguna, las tropas unitarias se vieron alcanzadas, por lo cual debieron hacer frente a las federales, las cuales estaban bajo el mando del general Manuel Oribe.
Al momento del enfrenamiento, Lavalle contaba a su mando con unos 4200 soldados, mientras que el número de Oribe oscilaba alrededor de los 6000 integrantes.
El mismo se desencadena cuando el ala derecha de la caballería de Oribe arremete sobre la izquierda de las tropas unitarias como primer movimiento, el cual fue resistido por estas últimas y posibilito un claro en el extremo izquierdo federal, aprovechado por el flanco derecho unitario quien logra infiltrarse por un momento en la defensa de su adversario, a todo esto, la artillería federal diezmaba a las tropas de Lavalle, quien decide emprender la retirada de sus subordinados, quedando en manos federales la artillería y carruajes unitarios.
La victoria federal era rotunda, y el suelo quebrachense veía sobre sí desperdigados cerca de 1500 cuerpos abatidos, según algunas crónicas.
En su retirada, tardíamente, Lavalle se encontrará con Lamadrid, mientras tanto, el 28 de noviembre de 1840 marcaba un hito en el enfrentamiento civil argentino: la consolidación definitiva de la figura de Juan Manuel de Rosas por una década en el plano nacional y un fuerte golpe a las pretensiones de las provincias interiores de comandar los recursos de un territorio que distaba mucho aún de estar unido.
CONSOLIDACIÓN DE QUEBRACHO HERRADO
Casi 33 años después de la batalla...
Con la intención de asegurar sus fronteras con respecto a las provincias vecinas (en nuestro caso Santa Fe) y de dar mayor ingreso a su erario, el Gobierno Provincial decide vender las hasta entonces tierras públicas a particulares.
Es así que Rafael Guedes se convierte en el primer propietario de lo que luego sería la colonia Quebracho Herrado, hecho que cobraría forma en 1888 cuando, tras varios traspasos, sus recientes compradores, Luciano Leiva y José Macia deciden acogerse a la Ley de Colonias de 1886.
De esta manera, el 28 de abril de 1888, el Gobierno de la Provincia de Córdoba, decreta fundada la colonia homónima, sobre una extensión de 8118 hectáreas, las cuales debían fraccionarse para su laboreo y poblado en parcelas de 33 hectáreas. Para esta fecha, los fundadores aducían ante el Gobierno Cordobés el tener 120 parcelas “colocadas”, las cuales se poblarían en lo pronto.
A partir de allí, 10 años después, en 1898, la colonia se abría paso en el este cordobés, con 80 familias radicadas en su suelo, dando un total aproximado de 400 personas, de las cuales 135 residían en lo que ya se consideraba pueblo, el cual contaba con 1 juzgado, 1 comisaría y 4 casas de negocios.
Las producciones de trigo y alfalfa se alzaban a la cabeza y demostraban el inminente carácter agrícola de la colonia, la cual se encontraba conformada en su mayoría por familias italianas, puesto que del total de la población de aquel entonces, 63 eran de esta procedencia, 15 de nacimiento argentinas y las dos restantes de procedencia española y francesa.
Asimismo, bueyes, caballos, mulas y vacas comenzaban a abrirse paso en sintonía con los arados, rastras, rodillos y demás herramientas que ayudaron a labrar el suelo quebrachense.
Poco tiempo pasó desde que estos datos fueron recabados para que la vida del poblado se vea sacudida: en 1904 se inaugura el ramal del denominado Ferrocarril Santa Fe, el cual unía a las localidades de San Francisco, Monte Redondo, Quebracho Herrado, Prosperidad, Laspiur, Las Varas y Las Varillas.
Dicho ramal había comenzado a construirse dos años antes y aparentemente habría determinado el traslado de los habitantes del pueblo a la vera de la nueva estación del ferrocarril, debido a que las fuentes orales sostienen que el poblado originario se encontraba unos kilómetros al este del actual emplazamiento.
Lo cierto es que las distintas instituciones que ya funcionaban se asentaron definitivamente cerca de las vías del ferrocarril, el cual propició una mejor comunicación de los pobladores del ejido urbano y de la colonia con los demás poblados.
Es así que con la llegada del ferrocarril, el cual marco un hito en la vida del pueblo, nuevas instituciones se cimentaron en el sector, entre ellas la escuela provincial Ayacucho en el año 1904 y el Quebrachense Lavalle Club, entre otras.
El ferrocarril comunicó por más de 70 años localidad de Quebracho Herrado con sus poblaciones vecinas y con las grandes urbes del país, hasta que en 1977 se decide cerrar su estación, como todos los ramales del entonces ferrocarril Belgrano (ex Santa Fe) que iban desde San Francisco hasta Villa María, enmarcada en un proceso que comenzaba a abrirse, paradójicamente, en el plano nacional en el cual esta vía de comunicación y de transporte comenzaba a considerarse como obsoleta por algunos sectores de la dirigencia nacional y que, claro está, influiría en los distintos pueblos del interior.
De igual modo, muchos de los moradores quebrachenses apostaron al crecimiento de esta localidad, la cual a través de los años construyó fuertes cimientos basados en la producción y el trabajo.
La Batalla de Quebracho Herrado, se libró el 28 de noviembre de 1840, donde el ejercito federal argentino, a cargo del Brigadier Manuel Oribe, vencieron al ejército unitario, el cual se encontraba al mando de Juan Galo de Lavalle. Para comprender esta batalla, debemos situarnos en la década de 1820, donde el enfrentamiento entre unitarios y federales, se debía a sus distintos estilos de pensar la organización de las Provincias Unidas. Hacia la década siguiente - 1830 – se consolidaba la identificación del Litoral, compuesto por las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y posteriormente Corrientes, a favor de la causa federal, y al denominado Interior, integrado por Córdoba, San Luis, San Juan, Mendoza, Catamarca, Santiago del Estero, La Rioja, Tucumán, Salta y Jujuy, identificado con el unitarismo. Estas son las condiciones dadas cuando en 1838 Francia decide bloquear el puerto de Buenos Aires tras el desencuentro con el representante de relaciones exteriores de nuestro territorio: Juan Manuel de Rosas.
Tanto franceses como unitarios ven en la figura de Rosas un enemigo común, por lo cual convienen unirse para enfrentarlo. El plan unitario consistía en atacar desde dos frentes a Buenos Aires: uno sobre la misma ciudad, a cargo de Massa, y otra al mando de Juan Galo de Lavalle sobre la campaña bonaerense, a lo que se sumarían revueltas en el interior de las demás provincias, todo esto con el apoyo armamentístico y de transporte francés. No obstante, las circunstancias varían sobre la marcha, y también el devenir de lo planeado. Lavalle decide volver a Entre Ríos al considerar que esta estaba desprotegida por la ausencia del general Echagüe, lo cual no es conocido por quienes realizan el levantamiento en Buenos Aires, quienes luego de algunos enfrentamientos son vencidos. Es entonces cuando Lavalle decide volver tras sus propios pasos y atacar el territorio bonaerense, suelo en el que no encuentra el apoyo esperado, por lo cual decide nuevamente replegarse, ahora hacia Santa Fe, ciudad que domina por un corto tiempo. A lo anterior, las aspiraciones unitarias ven sumarse un nuevo revés: Francia y Rosas firman la paz, perdiendo todo el apoyo de la nación europea. Ante esta situación el general unitario decide marchar hacía Córdoba, en donde se encontraría con las fuerzas del general Araos de Lamadrid, para reforzar la Coalición del Norte. Tras sus pasos, los unitarios evidencian la presencia de la vanguardia federal, a la cual harán frente en ciertas escaramuzas en su retirada, con la intención de encontrar a las tropas de Lamadrid en Romero (hoy Angélica) en la provincia de Santa Fe.
Nuevamente, el desencuentro marca el destino de los unitarios, quienes en Romero no logran encontrarse por demorarse más de lo estipulado las filas de Lavalle. Ante dicha situación, este decide seguir rumbo hacia el oeste, en la laguna de Quebracho Herrado, para saciar tanto a sus tropas como a sus animales, a esta altura ya exhaustos. Pero a corta distancia de dicha laguna, las tropas unitarias se vieron alcanzadas, por lo cual debieron hacer frente a las federales, las cuales estaban bajo el mando del general Manuel Oribe. Al momento del enfrenamiento, Lavalle contaba a su mando con unos 4200 soldados, mientras que el número de Oribe oscilaba alrededor de los 6000 integrantes.
El mismo se desencadena cuando el ala derecha de la caballería de Oribe arremete sobre la izquierda de las tropas unitarias como primer movimiento, el cual fue resistido por estas últimas y posibilito un claro en el extremo izquierdo federal, aprovechado por el flanco derecho unitario quien logra infiltrarse por un momento en la defensa de su adversario, a todo esto, la artillería federal diezmaba a las tropas de Lavalle, quien decide emprender la retirada de sus subordinados, quedando en manos federales la artillería y carruajes unitarios. La victoria federal era rotunda, y el suelo quebrachense veía sobre sí desperdigados cerca de 1500 cuerpos abatidos, según algunas crónicas. En su retirada, tardíamente, Lavalle se encontrará con Lamadrid, mientras tanto, el 28 de noviembre de 1840 marcaba un hito en el enfrentamiento civil argentino: la consolidación definitiva de la figura de Juan Manuel de Rosas por una década en el plano nacional y un fuerte golpe a las pretensiones de las provincias interiores de comandar los recursos de un territorio que distaba mucho aún de estar unido.CONSOLIDACIÓN DE QUEBRACHO HERRADO
Con la intención de asegurar sus fronteras con respecto a las provincias vecinas (en nuestro caso Santa Fe) y de dar mayor ingreso a su erario, el Gobierno Provincial decide vender las hasta entonces tierras públicas a particulares. Es así que Rafael Guedes se convierte en el primer propietario de lo que luego sería la colonia Quebracho Herrado, hecho que cobraría forma en 1888 cuando, tras varios traspasos, sus recientes compradores, Luciano Leiva y José Macia deciden acogerse a la Ley de Colonias de 1886. De esta manera, el 28 de abril de 1888, el Gobierno de la Provincia de Córdoba, decreta fundada la colonia homónima, sobre una extensión de 8118 hectáreas, las cuales debían fraccionarse para su laboreo y poblado en parcelas de 33 hectáreas. Para esta fecha, los fundadores aducían ante el Gobierno Cordobés el tener 120 parcelas “colocadas”, las cuales se poblarían en lo pronto. A partir de allí, 10 años después, en 1898, la colonia se abría paso en el este cordobés, con 80 familias radicadas en su suelo, dando un total aproximado de 400 personas, de las cuales 135 residían en lo que ya se consideraba pueblo, el cual contaba con 1 juzgado, 1 comisaría y 4 casas de negocios.
Las producciones de trigo y alfalfa se alzaban a la cabeza y demostraban el inminente carácter agrícola de la colonia, la cual se encontraba conformada en su mayoría por familias italianas, puesto que del total de la población de aquel entonces, 63 eran de esta procedencia, 15 de nacimiento argentinas y las dos restantes de procedencia española y francesa. Asimismo, bueyes, caballos, mulas y vacas comenzaban a abrirse paso en sintonía con los arados, rastras, rodillos y demás herramientas que ayudaron a labrar el suelo quebrachense. Poco tiempo pasó desde que estos datos fueron recabados para que la vida del poblado se vea sacudida: en 1904 se inaugura el ramal del denominado Ferrocarril Santa Fe, el cual unía a las localidades de San Francisco, Monte Redondo, Quebracho Herrado, Prosperidad, Laspiur, Las Varas y Las Varillas. Dicho ramal había comenzado a construirse dos años antes y aparentemente habría determinado el traslado de los habitantes del pueblo a la vera de la nueva estación del ferrocarril, debido a que las fuentes orales sostienen que el poblado originario se encontraba unos kilómetros al este del actual emplazamiento.
Lo cierto es que las distintas instituciones que ya funcionaban se asentaron definitivamente cerca de las vías del ferrocarril, el cual propició una mejor comunicación de los pobladores del ejido urbano y de la colonia con los demás poblados. Es así que con la llegada del ferrocarril, el cual marco un hito en la vida del pueblo, nuevas instituciones se cimentaron en el sector, entre ellas la escuela provincial Ayacucho en el año 1904 y el Quebrachense Lavalle Club, entre otras. El ferrocarril comunicó por más de 70 años localidad de Quebracho Herrado con sus poblaciones vecinas y con las grandes urbes del país, hasta que en 1977 se decide cerrar su estación, como todos los ramales del entonces ferrocarril Belgrano (ex Santa Fe) que iban desde San Francisco hasta Villa María, enmarcada en un proceso que comenzaba a abrirse, paradójicamente, en el plano nacional en el cual esta vía de comunicación y de transporte comenzaba a considerarse como obsoleta por algunos sectores de la dirigencia nacional y que, claro está, influiría en los distintos pueblos del interior. De igual modo, muchos de los moradores quebrachenses apostaron al crecimiento de esta localidad, la cual a través de los años construyó fuertes cimientos basados en la producción y el trabajo.